domingo, 3 de octubre de 2010

El Sadar, ese campo maldito

Recuerdo la primera vez que entré en la redacción de Diario de Navarra y vi aquella vieja máquina de escribir, en cuyo lateral alguien había pegado un recorte con un titular de prensa. Los ojos se me fueron hacia él. Decía: "El Sadar, ese campo maldito". El viejo Sadar era así, un campo maldito para todos los equipos que venían a jugar a Pamplona. Un estadio pequeño y "apañao" donde nos apiñábamos miles de personas coreando al unísono el nombre de Osasuna. Era raro el punto que se escapaba de él. Aquí, los equipos contrarios tenían que sudar para lograr marcar un gol. Y los llamados equipos grandes, solían irse de vacío.
El viejo Sadar tenía una magia especial que hacía crecerse a los jóvenes talentos de Tajonar. Los llenaba de fuerza y de coraje y los convertía en "indios". Para ellos no había nada imposible. Corrían más que el contrario, defendían con valentía y atacaban a ráfagas constantes como una tormenta que termina calándote los huesos. Osasuna nunca se rendía, Osasuna era un equipo de garra y de presión.
Hace unos años rebautizaron al Sadar. Ahora se llama Reyno de Navarra. No es que no me guste su nueva denominación, pero tengo la sensación de que desde que dejaron de usar su nombre, nada es como era antes. Y debo decir que añoro esas sensaciones que transmitía el Sadar. Esa fortaleza que parecía irradiar de sus propios cimientos, esa identidad que marcaba a los jugadores de Osasuna, quienes parecían llevar tatuada en su piel la idiosincrasia de nuestro club.

domingo, 4 de abril de 2010

Olite, sede de la Corona de Navarra

El perfil de Olite está enmarcado por un impresionante castillo palacio mandado construir por el rey Carlos III el noble en el siglo XIV. Fue residencia de los reyes de Navarra hasta su unión con Castilla en 1512. Se dice de él que fue uno de los más lujosos de Europa. El rey Carlos III, un apasionado de la cultura, reunió en él ejemplares de leones, camellos, búfalos, lobos y jirafas, así como de un sinfín de aves que anidaban en los bajos del castillo. En una de las salas se pueden contemplar lo agujeros hechos en la pared donde los pájaros vivían.
En el castillo-palacio había jardines exquisitos con naranjos, limoneros, jazmines o moreras.
En 1813, durante la guerra de la Independencia, el general navarro Espoz y Mina lo incendió para que los franceses no se pudieran atrincherar en él. En 1937 comenzaron las obras de reconstrucción que tardaron 30 años en ejecutarse.

Más información:
www.turismonavarra.es/esp/propuestas/cultura-naturaleza/recurso.aspx?o=3153

Mendukilo - San Miguel de Aralar - Plazaola

Cueva de Mendukilo. Gobierno de Navarra. www.turismo.navarra.es

Mendukilo, una garganta dentro de Aralar
La cueva de Mendukilo es una garganta que se adentra en la sierra de Aralar en la se pueden admirar distintas formaciones de estalactitas, estalagmitas y columnas. Algunas de ellas, en verdadero desafío a la gravedad. La boca de la cueva, que se utilizó durante distintas épocas para guardar el ganado, da paso a un pequeño pasillo por el cual el visitante puede descender hasta 40 metros; todos ellos acondicionados para una cómoda visualización de las entrañas de la tierra.
Impresiona el silencio, la oscuridad y el sonido del agua escurridiza que se filtra por la piedra caliza y que nos descubre distintas cavidades de diferentes tamaños.

Dónde: Astiz, cerca de Lekumberri.
Cómo llegar: Desde Pamplona por la Autovía Leizarán, A-15, dirección San Sebastián. Salida Lekumberri, San Miguel de Aralar. De allí, sólo hay que seguir las indicaciones que nos llevarán hasta la base de esta cueva.
Más información: http://www.mendukilo.com/

San Miguel de Aralar, un santuario de leyenda
Sobre la sierra de Aralar se levanta un templo de estilo románico dedicado a San Miguel. Allí descubrirás la leyenda de Teodosio de Goñi, podrás contemplar la imagen dedicada al arcángel Miguel y admirarás su retablo de esmaltes, una joya prácticamente única en su especie. Aunque su origen es incierto, se cree que pudo ser un regalo del rey Ricardo corazón de León por su matrimonio con la infanta Berenguela, hija de Sancho VI el Sabio de Navarra.
En la cima, podrás comer en el pequeño bar-refugio, al calor de las llamas avivadas de un estupendo hogar mientras contemplas las vistas maravillosas de la sierra de San Donato.

Dónde: Huarte Araquil
Cómo llegar: Desde Pamplona por la Autovía Leizarán, A-15, dirección San Sebastían. Salida: Lekumberri, San Miguel de Aralar. Desde Mendukilo: Descender hacia Lekumberri y, antes de llegar tomar el desvío a la izquierda hacia San Miguel.
Más información: http://turismo.navarra.com/sierras/san_miguel.html

Vía Verde del Plazaola, Lekumberri
Para completar el día, puedes descender hasta Lekumberri y pasear por la vía verde del Plazaola. El Plazaola fue el primer tren que unió Pamplona y San Sebastián durante la primera mitad del siglo XX. Actualmente en desuso, se han adecuado varios kilómetros por los que transitar y pasear rememorando la historia del ferrocarril.

Dónde: Lekumberri
Cómo llegar: Por la Autovía Leizarán a 34 kilómetros de Pamplona.
Más información: http://www.turismo.navarra.es/esp/organice-viaje/recurso/relacionado/3061/


viernes, 12 de marzo de 2010

El adiós a un gran escritor

Los libros de Miguel Delibes han acompañado mi vida desde el instituto. Recuerdo aquel primer acercamiento hacia su literatura con Cinco horas con Mario. Después siguieron La sombra del ciprés es alargada, Los santos inocentes, Diario de un cazador... Todos esos libros compartieron mi vida de estudiante antes de decantarme por el periodismo. Ya en la facultad, Delibes me siguió entusiasmando con sus frases breves, concisas, directas. El flujo de su discurso era suave y ágil. Fue entonces cuando me encontré con Señora de rojo sobre fondo gris, Diario de un emigrante, La hoja roja y descubrí al Miguel Delibes Periodista a través del libro de José Francisco Sánchez.
Como lectora y como periodista me corresponde dar las gracias a Miguel Delibes y desear que otros muchos lectores disfruten de sus novelas como ya lo he hecho yo.
Muchas gracias, Miguel y que el cielo te abra sus puertas.

lunes, 1 de febrero de 2010

Caminamos en círculo


Arco Iris sobre San Cristóbal / Livia. 29/01/2010

A veces, cuando creemos que avanzamos, nos damos cuenta de que estamos caminando en círculos. Esta percepción se hace más intensa cuando se pierde en un sitio que no conoce.
Ayer tuve la impresión de que se cerraba uno de esos círculos.
Hace un año, Osasuna jugó en el Santiago Bernabéu contra el RM. Aquel día arbitraba un tal Pérez Burrull que nos robó dos penalties y que expulsó a Juanfran -sufridor en las dos ocasiones de la pena máxima- por doble amarilla diciéndole encima que aprendiera a tirarse bien.
Ayer, Osasuna jugó contra el Villarreal. Por primera vez desde aquel día, Perez Burrull arbitraba al conjunto navarro. A Juanfran no le hizo falta aprender a tirarse. Marcó dos golazos que se los dedicó a su futuro retoño.
Eso es cerrar un círculo con elegancia.