viernes, 17 de junio de 2016

Tras las huellas de... Iñigo Arista

Hoy comienzo en Diario de Navarra una serie de semblanzas sobre los reyes de Pamplona y Navarra.
Iñigo Arista, primer rey de Pamplona de la dinastía Iñiga, inaugura la sección. Aquí os dejo algunas anotaciones para abrir boca.


¡Real, Real, Real! 
Iñigo Arista fue el bastión sobre el que se asentó la familia Iñiga en el siglo IX. El hombre que forjó alianzas, el guerrero que luchó contra el poder de Córdoba y el de los francos, el líder que se ganó el afecto y la admiración de los vascones, quienes lo convirtieron en su primer rey. De él decían que era hombre de gran fortaleza y valor y que, cuando entraba en combate, se encendía como una arista.

Iñigo Arista aparece nombrado en el Códice Meyá como primer rey de Pamplona. En las crónicas árabes, como emir de los bashkunis. Y en las de Rodrigo Ximénez de Rada, como varón del condado de Bigorcia. San Eulogio lo nombra Chisticolae princeps.
• Estableció relaciones fuertes con todos los grandes señores de las tierras colindantes a las suyas. Su hija Assona se casó con Musa ibn Musa, hermanastro suyo. Su segunda hija, pudo llamarse Nunila, lo hizo con García el Malo, conde de Aragón. Su nieta Belasquita se desposó con Mutarrif ibn Musa. Su nieta Iñiga, con Aznar Galindo II de Aragón. Y su bisnieta Onneca, con el emir de Córdoba Abdallah I. Onneca engendró a Muhammad, asesinado en Córdoba por su hermano al-Mutarrif en el año 891. el hijo de Muhammad fue Abd al-Rahman III. Onneca fue repudiada y regresó a Pamplona, casándose con Aznar Sánchez. 
Estatua de Iñigo Arista en Madrid. D.C.
• Fue coetáneo de Abd al-Raman II, emir de Córdoba; Carlomagno y San Eulogio, entre otros.
• Tiene dedicada una calle en el barrio de Iturrama de Pamplona y otras localidades navarras como Milagro, Villafranca, Peralta, Castejón o Valtierra. En el Salón del Trono del Palacio de Navarra hay una pintura suya de cuerpo entero, obra de Joaquín Espalter. En la plaza de Oriente de Madrid, junto al Palacio Real, hay una estatua dedicada a Iñigo Arista, ejecutada en piedra caliza, en la que aparece con ropas romanas y bastón de mando. La estatua forma parte de un conjunto escultórico de veinte figuras de los primeros reyes de España, proyectado en el siglo XVIII, y ejecutado bajo la dirección de los escultores de la Corte, Juan Domingo Olivieri y Felipe de Castro. Cuando se adecentó el Paseo Sarasate en 1885, se pidieron a Madrid todas las esculturas de los reyes navarros para colocarlos aquí. Pero, por alguna razón, solo se enviaron seis y, de ellas, únicamente dos pueden ser identificadas como reyes de Navarra: Felipe III y García Ramírez. Iñigo Arista también tiene dedicada una escultura moderna en una rotonda de la Avenida de Navarra, de Pamplona.
https://es.wikipedia.org/wiki/Pe%C3%B1a_Oroel#/media/File:2012_Oroel_04.jpg
• Si quieres seguir sus huellas, no dejes de visitar los valles del Roncal y Salazar, Urraúl (donde se enclava Aristu), Baigorri, Baiguer, Baigarra, Baigura y Bigüezal. Y si quieres vivir la leyenda, viaja hasta el monte Oroel (Huesca), donde se dice que fue levantado sobre el escudo, reconociéndolo así como rey. Fueron testigos trescientos caballeros, el obispo de Pamplona y los Banu Qasi. 


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