Las fuerzas aliadas de España, Inglaterra y Portugal avanzan por los alrededores de la Ciudadela. Los disparos son continuos y las escaramuzas se repiten a lo largo de la muralla. Los franceses poco a poco, ceden terreno, a pesar de que desde las murallas, sus compañeros los cubren con fuego de cañón.
Las tropas francesas retroceden hacia la puerta del Socorro. Es un mediodía de sol y luz en la ciudad pamplonesa. No hace frío y el empuje aliado cada vez es más fuerte. Las fuerzas se agotan. La escasez de agua, alimentos y cuidados médicos ha deteriorado la voluntad y la entrega de los franceses.
Las últimas escaramuzas fuerzas a los franceses a emplearse a fondo. El tiempo corre en su contra.
Son las 14:00 horas. El general Cassan sabe que todo está perdido y lo acepta. Se rinde y pide que en las condiciones de capitulación, se tenga en cuenta la cabelloridad demostrada por las tropas francesas durante el asedio. Ningún mal hemos hecho contra los civiles, alega. El cometido de Cassan era resistir hasta el límite de sus fuerzas. Y eso es lo que ha hecho y eso es lo que le hace saber a Picton.
El 1 de noviembre de 1813, tras deponer las armas, los franceses abandonan Pamplona por el portal Nuevo.
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