Didier Nebot, en su libro La Kahena, La reina judía de Ifrikia, me ha descubierto la figura de una mujer que desconocía.
Su verdadero nombre era Dahia.
Nombrada también como Dihia, las fuentes históricas se refieren a ella con el apelativo de Kahena o Kahina, que significa sacerdotisa; término que podía incluir también la consideración de hechicera y de profetisa. Dahia vivió en el siglo VII y fue la reina de la tribu beréber nómada de los Yeraua. Se desconocen cuáles fueron las circunstancias que rodearon su infancia, que en el libro Nebot recrea marcada por la pronta pérdida de su madre y por la indiferencia e incluso odio de su padre, Tabet, por nacer mujer.
Lo que sí se sabe es que esta mujer se enfrentó en 689 a las fuerzas invasoras árabes, comandadas por el valí de Egipto, Hassan Ben-Noomane, consiguiendo dos grandes victorias sobre ellos. Sin embargo, no pudo hacer frente con éxito a la siguiente invasión producida en 698. Viéndose en inferioridad frente a estos enemigos, antes que entregarles sus tierras prefirió quemar todas sus posesiones desde Trípoli a Tánger. Un gesto muy noble que sin embargo no sirvió para frenar el avance árabe. La Kahena no sobrevivió a esta batalla, muriendo en el monte Aurés.
Nebot ahonda en las tradiciones y origen de estas tribus nómadas y nos muestra cómo eran sus rutinas, sus relaciones y su religión. Sin embargo, echo en falta una mayor profundidad a la hora de meternos en la piel de los protagonistas, especialmente en la de La Kahena. Será porque me gustaría saber más sobre ella.
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